lunes, 24 de mayo de 2010

Garzón

Desde la presentación y admisión de las querellas interpuesta por dos asociaciones neofascistas contra el Juez Baltasar Garzón, el tema de este conocido Juez no ha dejado de estar en los medios de comunicación ni un solo día. Como no podía ser menos, este asunto se ha polarizado en los mismo medios: por una parte los defensores de las actuaciones del citado Juez y por otra sus numerosos detractores entre la ruidosa derecha de otros tiempos.

El asunto de la admisión de la querella, si ya resulta más que chocante para cualquier ciudadano de a pié no digamos para cualquiera que se tenga que desenvolver a diario en el maremágnun de leyes y tribunales, y ello es así porque independientemente del tema de su simpatía o no, el delito del que se le acusa “prevaricación” es el más grave que puede realizar un Juez en el ejercicio de sus funciones que consiste en dictar resoluciones a sabiendas de su injusticia. Si como es el caso, estamos ante una interpretación de una norma, la Ley de la Memoria Histórica, que pretende reparar los desastres, abusos y compensar a los que sufrieron persecución, cárcel y muerte y que se deje de honrar en los sitios públicos a los asesinos y golpistas, el tema se vuelve peliagudo y dado a todo tipo de maniqueísmos. Pero lo cierto, es que la opinión de dicho Juez es compartida por muchísimos Juristas, no sólo españoles, sino de todo el ámbito internacional, sin duda de mayor prestigio técnico que los que ahora les van a Juzgar; y no sólo por ellos sino con división el la propia sala que Juzgó su competencia, con lo cual sin duda tendría que estar sentados en el banquillo los que creyeron, acertadamente o no en su competencia, y del mismo modo tendría que estar sentado en el banquillo todo Juez que de una forma razonada discrepe de la mayoría del Tribunal, y seguramente si extendemos este razonamiento al absurdo, a todo Juez al que le hayan revocado una sentencia en su carrera profesional por tener una interpretación distinta del Tribunal “a quo”. Con este criterio no habría ningún juez en activo, estarían todos separados del servicio o en la cárcel.


El sumario que se ha seguido, tampoco ha sido ajeno a este dislate y bufoneo jurídico, no se han disimulado ni las formas. No se sabe porqué la Sala 2ª del TS ha cambiado su doctrina y criterio de no admitir a trámite una querella cuando no existe acusación pública (Fiscal) o acusación particular (perjudicado) sino sólo acusación popular. Tampoco se sabe porqué se admiten las pruebas propuestas por estas acusaciones y ninguna de la defensa, del mismo modo tampoco se sabe porque el Juez prácticamente corrige los escritos de dicha acusación convirtiéndose de este modo en asesor jurídico de la misma, asunto que jamás lo hemos visto en la práctica diaria. Con ello, el Juez, ha perdido toda la apariencia de imparcialidad que nuestro ordenamiento reserva para dicha figura. Sin lugar a dudas, ello además de viciar el proceso, no indisimula una enemistad personal y manifiesta que el citado Juez tiene entre parte de sus compañeros de carrera.

Está claro que tomar decisiones, en cualquier ámbito de la vida, no es fácil y casi siempre hay una parte beneficiada y otra perjudicada, para ello está además el Derecho para decidir, beneficiar a una parte y seguramente perjudicar a otra, el equilibrio e igualdad sólo existe en las matemáticas, pero cuando se comenten atropellos y abusos, éstos necesitan repararse. La citada Ley de la Memoria Histórica, como casi todo lo que hace este Gobierno, se quedó corta, no previó medios ni forma de reparar la memoria de los que aún están enterrados en las cunetas y un Juez valiente se atrevió a encontrar una vía Jurisdiccional a este asunto, y se retiró cuando la sala estimó que no era competente. Sin una valentía y una interpretación como la suya de la Jurisdicción Universal y la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, aún hoy podíamos tener a Pinochet de turnos, a Mussolinis, Francos, Stalin, o Hitler paseándose si no estuvieran muertos. Afortunadamente a decisiones como la de Garzón el mundo es hoy un poco más justo, el hombre se puede mirar al espejo y es un aviso para los futuros genocidas a los que envía un mensaje:” no estaréis tranquilos en ninguna parte del mundo”.


Resulta chocante que una legislación internacional, la de derechos humanos y civiles a la que España está adherida y que resulta de prevalente aplicación al caso haya sido ignorada por lo Jueces que le van a enjuiciar entendido que la Ley de Amnistía ha sido obviada por Garzón; son a ellos a los que habría que Juzgar por obviar el rango Jerárquico del Derecho Internacional sobre las leyes nacionales; todos recordamos en que ha quedado la Ley de punto final Argentina, hecha con otro objeto como fue la de amnistiar a los asesinos de la Junta Militar.

La defensa de Garzón, no es la defensa de un Juez o de una persona que en un momento pueda pasar por unos determinados apuros o nos pueda caer mejor o peor; es la defensa de la decencia a que como personas estamos obligados si queremos vivir en un mundo sin dictadores, genocidas, y si queremos mirarnos cada mañana al espejo sin que sintamos repugnancia de nosotros mismos.

Al final, de todo el proceso de transición política, cuando ya creíamos que muchas cosas estaban superadas volvemos hacia atrás, son otros países los que nos miran con asombro y estupor y ven como un Juez admirado, y respetado que ha logrado en otros países restablecer cierta dignidad a esos pueblos: Argentina,. Chile, Guatemala...., ven como ahora se intentar cargar a este Juez. Si no es aquí, será en otros Tribunales donde se tenga que reparar el estropigio, llámese Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Al final va a resultar que no está tan superado lo de “spain is diferent”.